martes, 3 de julio de 2012

Confiar

Cada persona es el resultado de las vivencias que tiene desde que es concebido, de su herencia genética y de la influencia del medio en el que se desarrolla.
El cerebro humano es aún una maraña sin resolver por parte de muchos estudiosos del tema, somos una máquina tan compleja con hechos tan inexplicables que supongo nunca alcanzaremos a descifrar...

Nuestras influencias nos marcan de cierta manera el camino, las personas que nos rodean, el lugar en el que crecemos y sin duda alguna el encontrarnos en cierto momento con personas y hechos que nos dan el toque preciso para entender, cambiar o seguir lo que sentimos y pensamos.

Cuando establecemos relaciones de cualquier tipo, personales de amistad, de romance, laborales o las que heredamos como son las de familia, no sabemos con certeza que va a suceder...Yo creo que eso es lo que las hace interesantes, que es lo que nos llena la vida de detalles asombrosos que si sabemos darle la justa medida, nos ayudan a formar como seres humanos. Desafortunadamente muchas de esas relaciones por momentos o por etapas nos hacen pasar lo que se podría denominar como "sufrimiento", muchos de nosotros hemos sido educados viendo como se sufre por las relaciones, hemos tenido que presenciar como algunas relaciones fracasan y como otras que ya están fracasadas siguen aparentando que no lo están.

En cualquier caso, creo que lo único que nos queda es confiar, confiar en que la vida se va encargando de poner las cosas en orden, pero no por eso, debemos dejar de perseguir sueños, jamás podemos dejar de hacer el bien en todo lo que podamos, pero sobre todo ese bien debe empezar en nuestro propio círculo pequeño, que puede ser la familia cercana, lejana, el de amigos o el de nuestro trabajo.

Jamás podremos saber con certeza si el que nos afirma algo, ese algo es  verdad o mentira, posiblemente no sea ninguna de las dos cosas, pero solo podemos confiar... Cada quien es responsable de su propia vida y de las acciones que tenga en su vida; porque todos sabemos que tarde o temprano la vida misma nos demostrará con hechos la cosecha que vayamos sembrando a través de nuestro caminar.