Pienso que las personas nos mostramos más por las acciones que por las palabras. Si las palabras que decimos no van acompañadas de acciones, no hay congruencia y seguramente no son verdaderas.
Todos damos de lo que estamos hechos, si somos generosos por dentro eso es lo que sabremos dar: Generosidad, si somos muy críticos en nuestros interior eso es lo que podemos ofrecer: Críticas, si somos egoístas por dentro eso es lo que entregaremos Egoísmo. Podemos llegar a ser tan egoístas que podemos sentir que somos el centro del universo de nuestra familia de nuestros amigos y en nuestro trabajo. Nos vamos creyendo que somos imprescindibles y que solo nuestras alegrías y nuestras tristezas son las únicas que importan, sin que nos importen esas mismas emociones en las personas que nos rodean.
Cuando en nosotros prima el egoísmo, vamos por la vida creyendo que lo que hacemos está bien, que tenemos derecho a causar enfados, dolor y sufrimiento a las otras personas. Porque el egoísmo no permite que sintamos empatía poniéndonos en el lugar de otras personas. Prima siempre el bienestar personal sobre el bienestar Universal.
Si estamos hechos de envidia por dentro, eso es lo que entregamos, nos molesta ver que las otras personas son felices o que progresan, creemos que si ellos tienen también debemos tener nosotros y basándonos en esa envidia que no queremos reconocer justificamos los malos pensamientos y las malas acciones.
Desde pequeños debemos enseñar a nuestros hijos con el ejemplo con las acciones y con las palabras, que bajo ningún precepto podemos pasar por encima de las personas, que debemos siempre dar pero sobre todo que dentro de ellos debe ir creciendo siempre la generosidad, el amor y la lealtad para que sea eso lo que entreguen por su camino.
