miércoles, 19 de septiembre de 2012

Agentes de Paz



Realmente poco o nada espero de las personas que dirigen gobiernos, dirigen grandes empresas o dirigen grandes masas de religiones.
De los que si espero alguna buena reacción es del ciudadano común y corriente, del ciudadano que debe trabajar día a día dentro y fuera de casa, que debe hacer trabajos físicos y/o mentales para sostenerse a sí mismo y sostener una familia.

Por ésta razón considero que no podemos esperar que las "Grandes personalidades " de la sociedad hagan cosas por nosotros, está bastante claro que cada uno de nosotros debe trabajar en el entorno en el que vive y en el que tiene influencia. Aún no nos enteramos de la responsabilidad que tenemos ante la sociedad y ante nosotros mismos y es por esta misma razón que no puedo comprender como somos capaces de fomentar en nuestra propia familia actos, palabras o frases que discriminen a otros seres humanos ya sea por colores de piel, países de procedencia o religiones.

No podemos permitirnos bajo ningún concepto, ser semilleros de rencores en nuestros hijos, ni siquiera pensando que es de manera jocosa que se expresan, es nuestra responsabilidad moral y espiritual cuidarles que no siembren en su propia vida fobias que solo servirán para que los problemas del mundo actual sean cada vez peores.

Estoy convencida que por más utópico que parezca debemos ser siempre AGENTES DE PAZ, dentro y fuera de casa, que debemos controlar mucho nuestro lenguaje y nuestras expresiones para no llenarles la mente y el corazón a nuestros hijos de alusiones equivocadas acerca de las razas humanas o las religiones.
Todos y cada uno de nosotros debe tener claro dentro de sí, que puede cambiar el mundo, porque tenemos el poder de la palabra y de la acción, pero que esos poderes se deben usar con responsabilidad, bajo ningún precepto podemos ser seres de bien con doble moral, yendo a misa pero a la vez considerando a algunas personas como seres inferiores o creyendo que porque no tienen nuestras mismas creencias no se les debe respetar. Ya va siendo hora que entendamos que formamos parte del mismo mundo, que respiramos el mismo aire y que moriríamos si no tuviéramos las minimas condiciones de vida. 
Si hemos tenido el privilegio de nacer en hogares que no carecen de nada, tenemos aún más responsabilidad ayudando a que los desigualdades sean menores y menos dolorosas para las personas que no han tenido ese privilegio en la lotería del vivir.