viernes, 4 de marzo de 2011

Comportamientos

Que increíble resulta ser la capacidad que podemos tener de hacer daño a las personas que más cerca tenemos. Ese daño puede ser de muchas maneras, con el silencio, con los gestos, con las palabras, con la indiferencia o con los cambios en el comportamiento.

Siempre es más fácil echarle la culpa a los demás y para buscar excusas los humanos somos expertos!
Cuando nos hacemos adultos una de las cosas que tenemos que aprender a la fuerza, es que la vida no es color de rosa, pero no por ello, tenemos que renunciar a sentirnos bien, a tener recompensa por la lucha diaria, a recibir algo de lo que vamos sembrando.
La vida diaria diaria y cotidiana en ocasiones nos hace pensar que las dificultades tienen que suceder y que de alguna manera tenemos que acostumbrarnos. Estamos siempre aplazando el modificar lo que nos hace daño porque los cambios de por sí nos producen miedo e incertidumbre, así que por días, semanas, meses y hasta años, pensamos y pensamos, sin tomar decisiones definitivas para sentirnos bien y hacer sentir bien a los que nos rodean.

Está claro que es complicado, llevar la vida personal, familiar, de pareja, y laboral como una maquinaria de engranaje perfecto, pero lo que si podemos ir haciendo es poniéndole correctivos necesarios y a tiempo a las dificultades.
Dialogar todas las veces que sean necesario, cumplir con lo que nos comprometemos, dar mucho valor a la pareja que tengamos y no cansarnos de entregarle amor y comprensión a nuestros hijos. Aparte de todo ésto, tenemos que tener claro que merecemos estar tranquilos, que merecemos sentir y seguir sintiendo esa alegría interna que no podemos dejar extinguir.


1 comentario:

  1. Había una vez un niño que sufría mucho, sufría tanto, que le quedó gustando... aunque más que gustar, creo que simplemente tenía miedo, como tenían miedo los hombres que creían que el mundo sólo llegaba hasta donde se veía la línea del horizonte en el mar, y los que se perdían allí, caían sin remedio en un abismo sin fondo. Ese gusto-miedo, ese círculo de confort masoquista fue todo lo que conoció... y como dijo alguien alguna vez: "únicamente se debe escribir sobre lo que se conoce"; así que mi amada Derrito, también aplica a ciertas vidas que únicamente se viven sobre lo que se conoce...

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